Hacia una globalización inclusiva y sustentable: En las últimas décadas, la globalización ha transformado radicalmente al mundo tanto económica como política y socialmente. Este proceso ha detonado el interés de múltiples personas e instituciones que lo justifican por los beneficios que ha generado, pero también de una cantidad considerable de opositores, quienes se enfocan principalmente en sus impactos negativos, ya sean reales o potenciales.
Para que las alianzas funcionen se requiere que la relación sea de beneficio mutuo
Globalización inclusiva y sustentable
La globalización como proceso económico, social y cultural es la herencia fundamental del siglo XX, por lo que puede considerarse que nuestra generación ha tenido el privilegio de vivir en un periodo muy especial en la historia de la humanidad, ya que nunca antes se habían visto las tasas de crecimiento en los niveles de población, la esperanza de vida, las condiciones materiales y la cercanía entre poblaciones que tenemos ahora.
A pesar de ello, una importante parte de la humanidad sigue viviendo en condiciones precarias y de absoluta pobreza. Esta situación se complica con los patrones desfavorables de exclusión social que causan bajos ingresos y otras manifestaciones de la pobreza, generándose una mayor desigualdad de los ingresos, con los ricos haciéndose más ricos y los pobres más pobres.
La razón de que la desigualdad económica en el mundo nunca haya sido tan alta no se debe a que la situación de los pobres haya empeorado, sino a que cada vez hay una distribución más inequitativa de la riqueza en general.
Para hacer frente a esta situación, diversos autores han sugerido dar una solución a esta problemática a partir de la propia globalización, pero bajo un nuevo enfoque de inclusión y sustentabilidad que permita transformar los ciclos viciosos en una espiral virtuosa de oportunidades, capacidades y desarrollo.
En estos modelos, la innovación y la educación revisten especial importancia, y requieren de la participación del sector privado, al mismo tiempo que del gobierno y de la sociedad civil, para la conformación de alianzas productivas rentables, que además incluyan a los pobres como participantes activos en su proceso de desarrollo, dejándolos de ver sólo como beneficiarios pasivos de programas asistenciales.
De esta manera, no sólo se les empodera para beneficiarse de las oportunidades generadas por el crecimiento económico, sino que contribuyen activamente a los procesos de creación de riqueza y bienestar, al desarrollar sus capacidades a través de la educación, la información y el acceso a tecnología adecuada.
Finalmente, también se ha sugerido que las alianzas rentables son la principal solución para la disminución de la pobreza, como se pretende en los negocios inclusivos. Para que éstos funcionen, se requiere que la relación entre la empresa y la comunidad sea de beneficio mutuo, que haya mucha transparencia y que se tenga una visión de largo plazo, que permita detonar un crecimiento inclusivo para combatir la pobreza y la desigualdad, a partir de un nuevo tipo de globalización más incluyente y sustentable
Considerando lo anterior, resulta claro que el problema no es la globalización en sí, sino el tipo de globalización que hemos tenido hasta ahora.
Autor: Jorge Reyes – Director del Centro IDEARSE para la Responsabilidad y Sustentabilidad de la Empresa de la Universidad Anáhuac.